Aquí cada sensación es más intensa de lo normal…
Quizás sea ese ambiente rural, de serranía, fuera del ruido, que hace que uno se interiorice y se vea mejor así mismo.
Quizás sea el respeto y ese espíritu de superación que todos sentimos hacia esta prueba transmitiéndonoslo entre nosotros en cada mirada o cada palabra de conversación.
Quizás sea la emoción que transmite el coronar cada puerto en bici, sentir el peligro en las bajadas, o afrontar corriendo la subida tan imponente a Zahara, ya con las fuerzas al límite. Porque esta prueba está llena de retos y se consigue superando con paciencia y templanza cada uno de ellos.
Quizás sea la sensación de tener tan cerca al público, a los tuyos, a tus acompañantes y amigos, que lo están viviendo contigo y los puedes sentir a tu lado en todo momento, como si su espíritu prevaleciera en tu atmósfera de esfuerzo.
Quizás el cariño y el reconocimiento del maravilloso público de la Plaza cruzando esa meta que tanto nos ha costado y ansiábamos cruzar…
Son fuerzas que están ahí y que consiguen que prácticamente todos lleguemos a Zahara y seamos TITANES mucho más fuertes.
Este año llegaba al Titán como prueba final de mi reto personal de Septiembre: Guadalajara (3-80-20) en la primera semana, Desafío Doñana (180 Bici-1 Nado-30 Carrera) en la tercera y Titán con una semana de recuperación. No sabía cómo responderían mis piernas pero si sabía que si el año pasado participando con la boca cerrada, sin entrenar y 3kg menos (a veces hacemos locuras…) llegué como llegué, este año no sería tanto y estaba dispuesto a todo.
Las charlas del sábado por la tarde de Ramón García y Apolo Esperanza fueron de lo mejor, gente llena de retos y superación que nos transmitieron sus vivencias y que por momentos me hicieron soñar. Sin duda recomiendo las actividades del sábado por la tarde, son parte del Titán!!
Y el domingo allí estaba de nuevo, con muchísimas ganas de vivir puro triatlón, tratar de sentir, disfrutar, sonreir, animar y ser animado sin perder en ningún momento la concentración, porque ilusión por ganar había y mucha.
Salida desde el agua, primeras brazadas fuertes tratando de distanciar. El portugués Pedro Gomes me sigue. Otro tirón fuerte tras la boya y no muy buenas sensaciones, sigue ahí.
Cambio el chip, pongo mi ritmo y no gasto fuerzas. Gomes se me pone paralelo y nadamos juntos hasta la salida. Tras un pequeño cambio de ritmo, este año el primer puesto del agua es mío.
Boxes, calor del público y los tuyos, sonrío con ganas de encarar la bici. Gomes me deja hacer a mí y yo pongo el ritmo de Las Palomas. Subo muy cómodo, disfrutando de cada desnivel y cada curva, cada ánimo, al que respondo con una sonrisa y agradecimiento, cada mirada al embalse desde arriba.
Me concentro en comer, estoy asimilando bien y tengo ganas de alimento.
Cadencia, en el Titán siempre buena cadencia, ligereza… El Boyar se acerca y mi cosquilleo aumenta. A pie de puerto están los míos, el mejor apoyo que se pueda tener, sonrío, siempre sonrío, porque quiero disfrutar de esto, porque quiero que ellos me vean disfrutar y que ellos disfruten conmigo, porque voy BIEN. Pedro Lobato, gracias por estar!!!
Me concentro muchísimo y hago una buena bajada de Las Palomas, aunque sin esprintar fuerte al salir de las curvas, tratando de sobrecargar algo menos las piernas. Llega la presa…pedaleo fácil, dejándome llevar a la transición. ¿Dónde irá Pedro?
Tan pronto salgo a correr entra Pedro a los boxes, vaya, solo unos 2´. Veo a Juan Antonio que me anima a tope, que alegría verle aquí!. Decido correr fácil, sabiendo que saldría a tope a por mí, aguardando su llegada…recuperando toda la energía posible para hacerle frente, concienciándome de que tocaba poner toda la carne en el asador…
Un mano a mano precioso, de las carreras que luego recuerdas… Un sprint en Zahara sería increíble… Brindar esta victoria a todas esas personas que veo en sus caras reflejadas las ganas de verme llegar primero!!
En el cruce a Zahara tengo que parar a estirar por calambres y veo como definitivamente se me escapa la victoria. Toca sentir la dureza del Titán de nuevo, tanto en el plano psicológico como físico. Queda toda la subida final y mis piernas están bloqueadas pero no pienso dejar que esto me quite la sonrisa. Mis piernas corriendo y andando van llegando arriba porque mi cabeza ya está arriba desde hace tiempo sintiendo el calor del público.
Me aplauden, sonrío, aplaudo de corazón a toda la multitud de personas que reconocen este esfuerzo. Mi esfuerzo hoy es para ellos y para mí la satisfacción de cruzar la meta.
Allí está Patri, sonriendo, contenta, solo me queda parar y agradecer sus ánimos, mi madre, que con su abrazo me transmite su emoción, y Pedro Gomes un gran rival al que respetar y mucho, digno de ser este año el rey Titán.
Un gran amigo me dijo hace unos días: