lunes, 30 de mayo de 2011

IRONMAN LANZAROTE

Al igual que en 2009 me vuelvo a casa con la sensación de que este Ironman es especial, es otra de esas carreras que marcan un antes y un después, independientemente de que sea un Ironman.

Todavía más especial por poder compartir todas estas vivencias con Patri sin tener que contarle nada. Me ha encantado ver como disfrutaba de todas esas cosas y sentimientos que con palabras se hace difícil explicar. Su ilusión acrecentaba la mía.

Además hemos tenido la suerte de compartir apartamento con dos extraordinarias personas como son Pablo Cabeza, mi actual entrenador y Carmelo Ruiz con 15 Ironman de Lanzarote a sus espaldas. Dos personas realmente admirables y apasionadas del triatlón de las que he aprendido mucho y he disfrutado con todas sus historias y anécdotas como el que más.

Contaré en esta crónica mis sensaciones tal como las viví, más largo o más corto, lo que me salga, quedaran siempre para mi recuerdo.

En esta ocasión se que he llegado mejor preparado con una base más sólida y específica pero aún con cabos sueltos y sin abarcar en mi mente esta distancia. Demasiados cabos sin atar en mi cabeza y las dudas no son buenas.

Las competiciones de esta temporada lo cierto es que han ido bastante bien y el 4º puesto en el ½ Ironman de Elche corroboraba que solo faltaba afinar un poco la bici y todo perfecto. Con Pablo he trabajado genial la carrera a pie encontrándome con una soltura magnífica y era donde basaba mi confianza en Lanzarote. Quería hacer una natación como siempre, en la que con un volumen menor que el año pasado, sigo manteniendo el nivel y una bici tirando a conservadora tratando de no quemar cartuchos para disfrutar corriendo y coger confianza.

Llegamos el miércoles a la isla y nada más poner pie a tierra se me vienen a la mente un montón de recuerdos y sensaciones que quedaron grabadas en la memoria de mi primer Ironman.

Nos acostamos temprano y el jueves por la mañana, también nos levantamos temprano, y fieles a la filosofía que tocaba nos enfundamos el neopreno para ir a nadar a la playa prácticamente viendo amanecer. El ambiente es fantástico y tras unas directrices de Pablo a todo el grupo Dorsalcero hacemos nuestro entreno de agua en el recorrido de la natación. Para mí una experiencia inolvidable.


Tras la natación un buen desayuno con agradables conversaciones en la terraza del apartamento con vistas geniales a mar abierto y Fuerteventura a lo lejos.

Un rato de reposo y nos vamos a La Santa a recoger los dorsales y dar un paseo por la expo. Luego un rato de bici para sentir de nuevo las piernas con magníficas sensaciones a pesar del viento que ya se había levantado y soplaba con fuerza. Tarde tranquila y genial briefing de Pablo a todo el grupo analizando la carrera.

Tres Grandes Cracks!!!

El Viernes de nuevo la experiencia de levantarnos pronto y nadar en la playa, es otro mundo, otra historia, algo que seguramente haría cada día de vivir en un sitio así, sintiendo ese cúmulo de sensaciones que nos brinda el amanecer de este lugar.

Desayuno, reposo, un toque de bici, otro de carrera…comida, algunos preparativos y a boxes a dejar la bici a última hora.

Pablo y Carmelo decidieron dar su toque de distinción a la ocasión…

Espectacular la cantidad de bicicletas, el ambiente… tengo que familiarizarme aún más con todo esto, a veces con la piel de gallina, me sentía como un niño chico con los ojos como platos ante tantos preparativos, tantas cosas que tengo que mecanizar, tanto que abarcar, tanta grandeza que me hacen sentir en un mundo diferente al que no estoy acostumbrado, donde tenía la sensación de que mis movimientos aún no eran firmes y precisos, donde la duda no paraba de llamar a la puerta.

Duermo y descanso bien. Me levanto con ganas de afrontar el día, nuestro día, mi día. Día en el que todo esta preparado para nosotros, solo Triatlón, horas para hacer lo que más nos gusta. Y es lo que quiero, vivirlo y disfrutarlo a tope, sencillamente con un resultado digno para brindar a todas esas personas que me han apoyado, que se que están ahí, dando ánimos, mandando mensajes y que he llevado presentes en cada brazada, pedalada o zancada, no solo de esta carrera, sino de cada entrenamiento.

Los boxes, aún de noche, son casi que más espectaculares. Siento cierto descontrol en lo que hago, voy y vengo, quito y pongo… de nuevo la grandeza me abruma, pero por otro lado estoy relajado, ya esta todo colocado, lo hecho, hecho está.

Camino hacia la orilla abriéndome paso entre tanto triatleta, con la mente ya serena pensando en hacer mi propia y única carrera, tratando de no perder el control.

Veo a Patri al otro lado de la hilera de triatletas, encima de una roca, allí está para pasar un largo día y darme fuerzas con sus ánimos, la veo perfectamente, expectante, y es genial.

En un abrir y cerrar de ojos estoy dando brazadas, dejándome llevar por la situación, forzando un poco para coger esa posición cómoda que busco desesperadamente entre la multitud que me cierra. Solo unos metros más alante todo se aclara viéndome en un segundo grupo con un grupo de edad y un gorro negro…Timo Bracht! con los que me codeo por coger mi posición. Durante unos minutos trato de dar alcance a los dos de cabeza dejando a mis pies a mis dos compañeros de fatiga pero van muy fuerte y no les recorto así que decido coger mi ritmo, mis sensaciones. Timo siempre se mantiene a pies y mi otro compañero pasa al relevo para coger el las riendas del grupo, tratando a veces de descolgarnos. No estaba dispuesto a perder buenos pies…

La salida a la playa en la primera vuelta me pone los vellos de punta, una vuelta más pero todo controlado, voy a gusto y en excelente posición.

Salgo 4º del agua tras los dos escapados y mi buena rueda, con Timo Bracht que me adelanta camino a la carpa de boxes haciendo una transición fugaz. Que cantidad de gente animando, escucho mi nombre muchas veces, me mantengo calmado, tratando de concentrarme en los movimientos a seguir, buscar la bolsa y prepararme para la bici. Esto no es lo mismo que una transición normal, tengo que mecanizar algunas cosas, a mis compañeros de agua no les vi el pelo.

Salgo con la bici, por delante 180Km de los que solo tengo visiones y la idea del perfil en mi mente. Salgo un poco desubicado en cuanto a ritmo pero enseguida me sereno y trato de coger una sensación cómoda.

Gracias a Manolo Varo de mi tienda de Antequera llevo sus ruedas con Power Tap, me gusta ver esos watios como cada día.

Esos watios me van diciendo que voy en el ritmo que quería ir pero poco a poco me van dando alcance triatletas, algunos pasan con mucha fuerza. Me desconcierta ser pasado continuamente y muchas veces trato de seguirles el ritmo, sobre todo cuando se formaban hileras de varios pero a los pocos kilómetros volvía a sentirme incómodo y tras repetirme varias veces que hoy mi ritmo era otro, se perdían poco a poco en la lejanía. Cada vez me pasan menos y más lentamente, bueno, algo reconforta y nunca pierdo la esperanza de hacer una buena carrera a pie, hoy para mi, segmento clave.

Las sensaciones no me parecen malas y disfruto. Trato de recrearme con los paisajes, de recordar lo vivido cuando pasé por allí, hoy voy mucho mejor!!

El viento está muy presente, hoy no es huracanado, pero si tratas de luchar contra el estás perdido. Es una variable más que hay que asumir y adaptarte a ella, es tu acompañante y debes llevarlo contigo, así que trata de llevarte bien…

Atravesar Timanfaya es alucinante. Allí están para animar Patri y compañía, escucho su voz, siempre reconfortante, sonrío, voy bien!

Comer, beber…creo que llevo cierto descontrol, no tengo medida la distancia, el recorrido, el tiempo, no se que pasa. Demasiadas variables en mi cabeza, sigo sin dar pasos firmes. Esto no es como el Titán, que me conozco el recorrido de memoria, no es como una prueba de 4h, y menos un Olímpico o Sprint donde me conozco a la perfección. Disfruto, pero me siento desubicado.

Sigo adelante sin perder la esperanza aún siendo adelantado continuamente, a veces tengo compañero de viaje durante un tiempo, a veces se pierde en la lejanía quedándome en absoluta soledad.

Yo a lo mío. En Famara, hacia el km 85, doy alcance a algunos que se han cebado demasiado y ciertamente, algo anima. Pienso que voy por el buen camino. Rebaso a mi compañero de natación, al que reconozco, le animo, pero le veo con problemas pasándolo mal… En esta subida doy alcance a dos o tres más, me encuentro genial.

A partir de aquí empieza la montaña y el viento que esta vez tocaba casi todo de cara en esta parte, el peso de los kilómetros…y lo pienso…pero voy bien, a mi ritmo…

Repechos duros a contraviento…a veces hasta me río de la situación en la que veo 10 Km/h. Pero voy bien… Nadie me pilla, voy en solitario atravesando cualquier dificultad del terreno, me gusta.

Mirador del Río…si, lugar emblemático, lugar en el que es obligatorio recrearse, punto para sentir el Ironman de Lanzarote, sobre todo si te sientes pletórico coronando, o es la emoción…

Me concentro en la larga bajada, apenas técnica, trato de disfrutarla también y aquí mi Ceepo Veper vuela. Parece que tendremos ahora el viento a nuestro favor…

Largo llano favorable pero kilómetros que empiezan a pesar, dudas que empiezan a florecer. El calor empieza a dejarse ver, he comido suficiente? Estoy bebiendo bien? No tengo hambre ni sed pero empiezo a notar cierta angustia que no me gusta nada.

Por detrás me coge una hilera de unos seis triatletas con Fernando Cuenllas la cabeza, a los que cojo el ritmo durante varios kilómetros. Me descontrolo un poco por seguirles y más en el tramo de carretera malo que se hace durísimo. Decido serenarme, levantar el pie y dejarme caer hasta Puerto del Carmen en el último tramo favorable, tratando de recuperar lo posible, tratando de quitar la dichosa angustia que me acecha y preocupa. Les pierdo en la lejanía, pero sin perder la ilusión de hacer una buena maratón.

Genial Puerto del Carmen, el ambiente es alucinante en todo el paseo marítimo, tengo ganas de ponerme a correr, muchas ganas!! Parece que voy sobre el puesto 25…

Transición de nuevo algo lenta y desubicado, pero tengo conmigo en la carpa a todos los del grupo que me precedían así que fenomenal, por lo menos tendré compañía en estos kilómetros. Empiezo muy tranquilo, simplemente dejando caer las piernas sin forzar nada, dejando que fuera el cuerpo el que me guiara en el ritmo, ese ritmo de tantos kilómetros realizados en cada entreno.

Tengo que orinar…es parte del juego…vuelvo a rebasar a los dos que me han pasado y voy cogiendo velocidad de crucero encarando el largo camino hacia el giro de la primera vuelta larga.

Volviendo empiezo a notar el calor, angustia, y el no saber que meter al cuerpo. Mi bebida está caliente y no me apetece, así que voy metiendo agua y algo de sales en cada avituallamiento pero no, cada vez mi estómago me va diciendo que no y conforme meto me duele más. Trato de no beber más que agua en varios kilómetros para asentar el estómago, incluso parando a andar en algún avituallamiento. Me cruzo con Pablo, ¿qué tal? Bueno, ahí voy…

Paso la media maratón por debajo de 1h30´ sin problemas y bien de piernas pero mal de estómago y empiezo a tratar de buscar estrategias para solucionar esto. La gente anima, y yo animo al que puedo. Me meto un gel si o si mientras voy andando un rato, pero lo que consigo es un buen dolor de estómago y mucha angustia. Me voy agarrotando, me paro a estirar a ratos.

Me cuesta respirar hondo. A ratos recupero y corro, a ratos duele tanto que ando. Me siento hundido psicológicamente pero ni se me pasa por la cabeza no llegar a meta.

Ya solo bebo agua y a duras penas. Los minutos pasan y me voy debilitando. Al dolor de estómago se le une el dolor muscular, agarrotado por el vacío y quizás la deshidratación. Solo quedan unos 7Km pero los veo como un muro infranqueable en las condiciones en las que estoy. Cristian Moya me anima, gracias de verdad, una Coca Cola… trato de meterla poco a poco.

Cuando empiezo a marearme decido parar, tirarme al suelo buscando algún tipo de alivio. Saleta Castro me anima, estoy bien, no pasa nada… Cierro los ojos, pienso en quienes me estarán siguiendo preguntándose que pasa…me quedo en blanco, me dejo ir… Alguien me despierta, estoy bien…no pasa nada… Treinta minutos? Más o menos fue lo que estuve, no sé…donde estuviera.

Me levanto, estoy algo mejor, aunque apenas me puedo mover completamente agarrotado. Media Coca Cola que me queda la tomo andando hasta el giro de vuelta corta, solo 5Km… Patri viene en bici, me anima, vamos, tengo que llegar como sea.

David, compañero de equipo, de muchos entrenos, de muchas conversaciones contándonos las sensaciones de los entrenos con emoción, David me coge por detrás, David me anima, va muy bien y se va yendo. No, la ilusión de cruzar meta con el me invade, corro, me duele todo, aunque el estómago mucho menos, pero corro y le alcanzo. Parece que mis músculos se desgarran, me haré daño? No lo sé, me da igual, cierro los ojos y me dejo llevar por los ánimos de Patri, la emoción de la carrera de David, por llegar juntos a meta, ese abrazo vale mucho.

Su ritmo es duro, está acabando bien, me pongo tras el y aguanto como puedo. Me anima, solo dos kilómetros!! Vamos!! Ya sentimos la meta y el grandísimo ambiente, esto se acaba y una vez más soy finisher en Lanzarote, el abrazo llega embargados por la emoción de meta, y creerme que vale mucho, quizás hasta más que una mala carrera…

Al día siguiente por la mañana nos acercamos a La Santa a la entrega de Slots para Kona, y las emociones seguían vivas, Valentín Abrantes estaba a solo dos puestos de conseguir esa ansiada plaza, él y quizás algunos de los que le rodean saben cuanto se la merecía y el destino quiso que la consiguiera, inolvidable el momento y mi más sincera Enhorabuena.

La cena, la entrega de premios y la ceremonia de clausura cerraron lo que fue otro increíble Ironman.


Quizás las vivencias y sensaciones positivas de este Ironman me estén haciendo olvidar las negativas y creo que vuelvo muy reforzado de aquí, con más ilusión y ganas si caben. Ha sido como cruzar una meta volante sin dejar de mirar más allá. Psicológicamente estoy recuperado, tengo el arduo deseo de seguir adelante, de ponerme manos a la obra con más experiencia y fuerza.

Espero que físicamente también, o por lo menos estos días, lo poco que estoy entrenando es con muchas ganas, los dolores han desaparecido y las sensaciones son buenas. Quiero volver a respirar Ironman YA.

Gracias a todos los que me han animado y a los que me han apoyado y lo siguen haciendo.

Un paso más…